Ungüentos caseros: fáciles y muy útiles

Buenos días!!
Hoy recupero un post que escribí hace un par de años pero, no sé por que, no llegué a publicar.
Y, tiempo después sigo animándoos ya que los efectos son geniales y muy rápidos.

¡Hasta pronto!

(Para problemas de piel, acudir a un experto)

**********************************************************************************************

Como ya sabéis me encanta todo lo que tiene que ver con los remedios naturales, higiene y cosmética natural que pueda hacer yo misma. Por eso os traigo esta entrada.

Para estas navidades hice una tanda grande de cacao de labios para vender y regalar y, ya que estaba, aproveché para hacer un par de ungüentos muy muy útiles cuando tienes niños en casa. Y es de ellos de los que os quiero hablar hoy porque, aunque yo ya sabía su eficacia, me ha sorprendido ver lo rápido que han actuado cuando los he utilizado.

Hice dos diferentes: ungüento de árnica para golpes, hematomas, dolores musculares, … y ungüento de caléndula y manzanilla para pieles sensibles, atópicas, eccemas, roces, irritaciones, etc.

La árnica es una planta mágica que no deja de fascinarme porque a estas edades (3 y 5 años) no paran de darse golpes y ponerla en el minuto cero o lo antes posible evita no solo dolor sino el gran moratón y chichón. Nunca debe de ponerse en herida abierta pero para golpes es genial, os la recomiendo 100%.
Los ingredientes, pocos y sencillos pero con muchas propiedades: aceite de oliva macerado en árnica y cera de abeja (lo menos tratada posible).

Pero del que realmente quería hablaros es del otro. Lo hice porque mi hijo mayor tiene piel atópica muy suave y siempre hay algún eccemita que tratar.  Pues bien, del frío a mi niño pequeño le está saliendo una especie de irritación en las palmas de las manos y un poco en las mejillas. Tiene la piel un poco más áspera y roja, y me da penita verle así aunque sé que a él no le molesta porque no se queja nunca.
Después de ver que iba a más, anoche cuando se durmío (si no no hay manera de ponerle crema alguna), le eché de este ungüento y estuve un buen rato masajeándole suave para que penetrara.
Mi sorpresa ha sido esta mañana al verle la piel bien. ¡Sí! No exagero, de verdad. Ya no nada tenía rojo. Ni en manos ni en la cara. Y después de todo el día sus manos siguen mucho mejor.
Ahora a última hora del día ya le veo más rojitos los mofletes pero no sé si de lo mismo o de su propia temperatura pero, por si acaso, esta noche volveré a echarle.

Os animo a probarla y, por si os queréis animar, pronto haré el tutorial para hacerla vosotras mismas, aunque ya os digo que es ¡facilísimo!

Deja un comentario