Un regalo muy especial

Como ya sabéis soy mamá de 4 tesoros. 3 de ellos de mi anterior matrimonio y 1 de mi actual pareja.
Los 4 se quieren con locura y sobra decir que los tres «mayores» están locos con su hermanito bebé. Él ha llegado a esta familia a llenarla, más aún, de risas y aventuras.

Pero estos últimos meses empiezo a ver la crianza de una forma temporalmente distinta. Estoy en 4 etapas muy diferentes y viendo lo rápido que crecen y la diferencia de edad entre ellos, he buscado algo simbólico que les recuerde que, estén donde estén y sea cual sea su vuelo, siempre se tendrán.

Me hace mucha ilusión compartiros el regalo que les he hecho para siempre. Les he regalado una estrella.

Sí, es oficial. Tienen su estrella con un nombre que, aunque ahora mismo suena típico, tiene todo el sentido para mi: OHANA.
Muchas sabéis que el significado de esta palabra en hawaiano es FAMILIA pero, además, está formada por las iniciales de mis hijos. Preciosa casualidad, ¿verdad?

Así que de la mano de Estrella mía elegí una constelación y les regalé su estrella.
Junto con la compra te hacen llegar un poema muy bonito, todos los datos de tu estrella (nombre, fecha de bautizo, coordenadas), un mapa de la constelación con tu estrella señalada y un poco de mitología sobre la constelación que has elegido.
Además tú eliges la fecha de bautizo de la estrella así que es un regalo precioso para un nacimiento, una fecha especial o, porqué no, una despedida que quieres que siempre perdure en el cielo.

A mis hijos les extrañó un poco el regalo sobre todo porque nunca habían oído que una de las estrellas podría ser para ellos. Pero les encantó y a mi me hace sentir muy bien poder decirles qué, pase lo que pase en la vida, cuando más se necesiten, podrán mirar el cielo y saber que están mirando la misma estrella, la suya.

Puerperio y hormonas

Poco se habla de las primeras semanas después de tener un bebé (aunque afortunadamente cada vez un poco más).

La mujer está agotada del trabajo de parto, arrastrando cansancio y dolencias de la última etapa del embarazo, dolorida si ha tenido una cesárea, parto duro o si lleva puntos, y nada más nacer tiene al lado a un personita pequeña que la necesita para todo. Un nuevo ser que aún no entiende el mundo fuera del útero de su mamá y necesita adaptarse a él y todos los estímulos externos (que, dicho sea de paso, son mogollón). Un hijo que necesita todo para sobrevivir, atención constante y protección.

Y en medio de ese pequeño maremoto está ella. Intentando sobrellevar todo, ser fuerte, llegar a todos y suplir las necesidades a su alrededor, -olvidándose así de las suyas propias-.

A menudo veo como las primerizas en el embarazo, por más que escuchan que el posparto es durillo, no acaban de creerlo y luego se encuentran de golpe con él y todo lo que conlleva. En parte es algo normal porque es desconocido pero creo que deberían hacer un poco más de caso de los consejos de las otras mamás para llegar mental y emocionalmente más preparadas y sobrellevarlo mejor, ya que las hormonas se van a encargar de hacerlo más difícil a días.

Y por otro lado está la realidad de las que ya tenemos más hijos. Ya sabemos lo que es un posparto inmediato, lo que vamos a necesitar y cómo vamos a estar (más o menos), pero hay tantos factores externos que no podemos controlar que, muchas veces, dificultan mucho más las cosas. Cuidar de los otros hijos, mantener algo de orden en casa (que haya comida y ropa limpia, al menos), estar algo pendiente de las emociones de los demás y que nadie se sienta «abandonado». Y es que un nuevo miembro en la familia significa una reubicación de todos. Se viven días muy caóticos donde todo parece estar en el ojo de un huracán para, días después, ir recolocándose de nuevo.

Y una vez más, en medio de este pequeño maremoto, está ella. Intentando sobrellevar todo, ser fuerte, llegar a todos y suplir las necesidades a su alrededor, -olvidándose así de las suyas propias-.

Tener un bebé no es fácil y quién lo afirme, miente. Hay días que solo quieres llorar y llorar porque no has podido ducharte en condiciones, llevas noches casi sin dormir y te duelen músculos que ni siquiera sabías que tenías. Y desde fuera se ve tan normal. Total, si siempre hemos podido con todo pues seguiremos pudiendo, ¿no?.
PUES NO. Que seamos fuertes y podamos con todo no significa que tengamos que hacerlo.
En esas semanas lo que más necesitamos es olvidarnos de casi todo lo que no sea nosotras mismas y el bebé. Cuidar de él y de nosotras. No preocuparnos de limpiar, de lavar, de cocinar, de llevar al cole, de hacer deberes, de ir a la compra… Tan solo conocer a nuestro bebé y adaptarnos a él. Dejar que él nos conozca y se acostumbre a su nuevo hogar, que ya no es solo el cuerpo de mamá.
En esos días más que nunca necesitamos un soporte que nos cuide para nosotras poder cuidar.
Y unas semanas después, mamá volverá para todos. No se ha ido, sigue ahí. Pero mamá también es mujer y es persona y ahora necesita recuperarse y estar bien para poder seguir cuidando.

Ojalá cada vez sea más común la empatía hacía esa frase que en los últimos años tanto escucho: cuidar a los que cuidan. Aunque, de momento, me quedo con la satisfacción de saber que estoy entre ese grupo de mujeres, de personas, que quieren cambiar paradigmas y construir una sociedad más justa y más humana.

Parto natural

Cuando la maternidad comenzó a decir mi nombre -antes incluso de estar embarazada de mi primer hijo- también empezó a llegar a mis manos información sobre embarazo, parto y crianza natural. En ese momento, como muchas de vosotras, para mi el parto natural era, sencillamente, dar a luz en un hospital sin anestesia (¡cosa que para mi ya era fuerte!).
Conforme me fui metiendo más a fondo y siguiendo el camino que mi corazón me indicaba fui descubriendo que, al igual que en muchos aspectos de la vida, de todo hay niveles y niveles.
Comprendí que entender el parto natural como un parto en hospital sin anestesia, era el primer nivel. Siempre hay un primer escalón, además de que quedarse en este paso no es para nada mejor ni peor que los demás.
Informarte sobre el protocolo hospitalario y decidir que, no solo no quieres la anestesia epidural sino que no quieres que te pongan oxitocina por sistema ni que te estén monitorizando, es otro nivel.
Si seguimos adentrándonos veremos que la cosa sigue. Tampoco quieres que te obliguen a la dilatación en la cama, quieres moverte a tu aire. Y, si pudiera dar a luz en una postura más vertical, facilitaría mucho el expulsivo.

A esto podrían seguirle más detalles:

Quiero que mi marido/novio/pareja esté en todo momento conmigo.
Que me den a mi bebé en cuanto salga.
Comenzar la lactancia materna al nacer.
Que no me hagan episotomía por sistema.
Que no se use forceps o ventosa en la medida de lo posible.
Etc.

Después, visto y considerado todo, decides presentar un plan de parto en el hospital y negociar hasta donde se puede respetar el nacimiento de tu hijo.

Afortunadamente, muchas de estas cosas ya se respetan por protocolo actualmente.

Por otro lado, si seguimos subiendo escalones, hay la opción de contratar los servicios de unas comadronas para que vengan a atender tu parto en casa. Sí, para muchas ya es un tema que les descuadra pero para otras no.
Decidir traer a tu bebé de la mano de profesionales pero en la intimidad de tu hogar es para algunas mujeres algo que, no solo les llama la atención sino que lo prefieren por encima de un parto hospitalario (y, entre ellas, me encuentro yo).

En cualquier caso (y siempre que hablo de partos con otras mamás -sobre todo primerizas-) cuando, llenas de curiosidad, me preguntan los porqués y otras dudas y miedos que les asaltan siempre les digo lo mismo: el parto es un momento sagrado, divido, un milagro de la Creación y en éste la mujer se tiene que sentir lo más segura, tranquila y a salvo posible, sea esto en su casa o en hospital. Lo importante es ser honesta con una misma, conocer los propios límites y reconocer tu sentir en cuanto a ese momento y, desde ahí, desde ese lugar, tomar la decisión que más tranquilo deje a tu corazón. Sea cual sea, si está tomada desde ahí, no importa porque el resultado va a ser vivido desde ahí, que es lo que importa.

 

 

(Foto de mujer embarazada creado por yanalya – http://www.freepik.es)

La alimentación complementaría

Lo ideal es que el bebé tome exclusivamente leche materna hasta los 6 meses y después llega esta étapa que, a veces, preocupa y estresa tanto a algunas madres.

La introducción de alimentación complementaría es solo eso: comenzar a introducir poco a poco algunos alimentos sólidos que serán complementarios a la dieta de tu bebé, que en este momento será a base de leche (materna lo ideal).

Yo no recomiendo darle papillas de farmacia ya que son ricas en azúcares y dejan mucho que desear como alimento o sabor a algo real. Se puede empezar por una zanahoria cocida al vapor y hecha puré, por ejemplo. (Cocinarla al vapor hace que conserve todos sus nutrientes y propiedades además de su sabor).
Una vez introducido un alimento es recomendable darle al menos 3 días seguidos el mismo para observar si le gusta, si le sienta bien o si hace algún tipo de reacción en su piel. Así, poco a poco, ir introduciendo y mezclando alimentos entre sí.

Un buen consejo es no hacerle por costumbre una papilla o puré muy fino sino dejar algunos pequeños grumos que él pueda masticar fácilmente con las encías. A modo que vayan pasando los meses, el puré será más grueso y con tenedor, no batidora. De esta forma, evitaremos que se acostumbre a la papilla y no tendremos que hacer una segunda introducción a los sólidos ya que muchas madres tienen problemas después porque sus bebés al empezar a notar grumos o trozos más «grandes» tienen arcadas.

Para mi es bien fácil:

Pecho –> Purés –> Agua en vasito –> Comida normal

Creo que es complicarse el pasarlo de pecho a biberón, de biberón a vaso, de líquido a papilla y de papilla a sólido.

Con 7 meses saben perfectamente masticar con las encías algo blandito y beber a sorbitos de un vaso normal (o uno de farmacia especial).

Lo importante es, como todo en la maternidad, ponerle un poco de sentido común y adaptar los cambios a las circunstancias de cada familia de la forma más práctica posible y siempre observando que sea de una manera saludable para nuestro bebé.

¿En qué momento…?

Sentada en el sillón, mientras planeo unas cosas para el fin de semana, levanto la vista y veo a mi hijo mayor ocupándose de organizar un pequeño espacio en el salón para hacer ejercicio (ahora le ha dado por hacer más ejercicio y alimentarse mejor). Después observo a la pequeña, que está merendando. Ha cogido una pequeña bandejita de la cocina y ha distribuido un poco de fruta, palitos de pan y un yogur.
Y mientras, el mediano se acerca a contarme que le está apasionando el mundo de la geografía y me cuenta entusiasmado curiosidades sobre algún que otro país.

En ese momento el tiempo se detiene dentro de mi, salgo fuera y pienso «¿en qué momento han crecido tanto?». Hace nada yo era un pipiola con 3 criaturas por debajo de los 6 años, sin nada salvo la incertidumbre de cómo saldría adelante. Y ahora, años después, tengo 3 hijos geniales y maravillosos que, aunque son un desastre como todos los críos, han sabido acompañarme en cada una de mis andaduras siendo los primeros en apoyarme y darme todo su amor. Tres tesoros que están creciendo muy rápido y, ahora más que nunca, me asalta la pregunta de si lo estaré haciendo bien. Criar sola no es fácil.
Y encima la Vida me regala una nueva oportunidad de vivir la maternidad desde otra perspectiva, desde otra experiencia y con otras circunstancias. Otra oportunidad de replantearme ciertas cosas y de vivir lo que jamás he vivido. Y por ello doy Gracias Infinitas.

Ungüentos caseros: fáciles y muy útiles

Buenos días!!
Hoy recupero un post que escribí hace un par de años pero, no sé por que, no llegué a publicar.
Y, tiempo después sigo animándoos ya que los efectos son geniales y muy rápidos.

¡Hasta pronto!

(Para problemas de piel, acudir a un experto)

**********************************************************************************************

Como ya sabéis me encanta todo lo que tiene que ver con los remedios naturales, higiene y cosmética natural que pueda hacer yo misma. Por eso os traigo esta entrada.

Para estas navidades hice una tanda grande de cacao de labios para vender y regalar y, ya que estaba, aproveché para hacer un par de ungüentos muy muy útiles cuando tienes niños en casa. Y es de ellos de los que os quiero hablar hoy porque, aunque yo ya sabía su eficacia, me ha sorprendido ver lo rápido que han actuado cuando los he utilizado.

Hice dos diferentes: ungüento de árnica para golpes, hematomas, dolores musculares, … y ungüento de caléndula y manzanilla para pieles sensibles, atópicas, eccemas, roces, irritaciones, etc.

La árnica es una planta mágica que no deja de fascinarme porque a estas edades (3 y 5 años) no paran de darse golpes y ponerla en el minuto cero o lo antes posible evita no solo dolor sino el gran moratón y chichón. Nunca debe de ponerse en herida abierta pero para golpes es genial, os la recomiendo 100%.
Los ingredientes, pocos y sencillos pero con muchas propiedades: aceite de oliva macerado en árnica y cera de abeja (lo menos tratada posible).

Pero del que realmente quería hablaros es del otro. Lo hice porque mi hijo mayor tiene piel atópica muy suave y siempre hay algún eccemita que tratar.  Pues bien, del frío a mi niño pequeño le está saliendo una especie de irritación en las palmas de las manos y un poco en las mejillas. Tiene la piel un poco más áspera y roja, y me da penita verle así aunque sé que a él no le molesta porque no se queja nunca.
Después de ver que iba a más, anoche cuando se durmío (si no no hay manera de ponerle crema alguna), le eché de este ungüento y estuve un buen rato masajeándole suave para que penetrara.
Mi sorpresa ha sido esta mañana al verle la piel bien. ¡Sí! No exagero, de verdad. Ya no nada tenía rojo. Ni en manos ni en la cara. Y después de todo el día sus manos siguen mucho mejor.
Ahora a última hora del día ya le veo más rojitos los mofletes pero no sé si de lo mismo o de su propia temperatura pero, por si acaso, esta noche volveré a echarle.

Os animo a probarla y, por si os queréis animar, pronto haré el tutorial para hacerla vosotras mismas, aunque ya os digo que es ¡facilísimo!

¡Vuelvo y con sorpresa!

Casi 6 años que no escribo nada por aquí. A veces me pasaba a ojear, ver que contaba pero no sentía que tuviera mucho que aportar o, mejor dicho, no sabía como compartir lo que tenía para vosotras.
Y es que han sido años con mucho jugo, pero mucho mucho. Tuve que recuperarme de mi divorcio a la vez que criaba sola a mis tres pequeños así que necesité desconectar y la última época me he centrado de lleno en reencontrarme conmigo misma, con esta mujer que quedó escondida tras la maternidad… casi anulada diría yo. Y es que una de las sombras de la crianza es precisamente esa: perderte un poco a ti misma entre todas esas prioridades que significan ser madre por encima de todo.

Pero dicen que para encontrarse uno tiene que perderse, ¿no? Pues sí y la vida es continuo aprendizaje.
Es aprender a aceptar los cambios y amoldarte a ellos; es reencontrar una parte de ti que creías olvidada y reciclarla; es comprender que hay heridas que tardan en sanar y tener paciencia; es reconocer esa parte nueva de ti surgida de todas las circunstancias de la vida e integrarla; es aprender a tratarte con mucho amor y cariño por el camino. Pero sobre todo es comprender que en la maternidad no tienes que elegir ser última opción y dejarte por el camino o una crianza presente y amorosa, porque tú puedes ser una mujer presente y amorosa en todas las áreas de tu vida sin dejar nada de lado.

Y bueno, después de esta improvisación un tanto reflexiva que me ha surgido sin más, quería deciros que vuelvo a estar por aquí con muchas ganas de compartir información y vivencias. Pero, sobre todo, con ilusión de contaros que… ¡¡estoy esperando mi cuarto bebé!! ¡¡Siiiii!! Así, de repente, la vida me sigue trayendo regalos maravillosos.
Así que nada, deciros que os agradezco mucho a las que habéis continuado leyéndome y dándome apoyo porque eso me da muchas más ganas de seguir escribiendo por aquí.

Espero leeros pronto por mis redes y os mando un abrazote.

¡Hasta pronto!

Anteriores Entradas antiguas